El atentado a las torres gemelas en el World Trade Center de Nueva York, ocurrido el 11 de septiembre de 2002, marcó un hito en el cambio de exigencias y responsabilidades de la seguridad privada en el mundo. Ahora, que la humanidad vive una crisis sin precedente alguno, la seguridad privada enfrenta nuevos retos en su rol de proteger a las personas, lugares de trabajo y a la comunidad.
La seguridad privada cumple un papel importante en la sociedad y en la continuidad de los negocios. Una muestra de ello es que, en esta crisis, nuestra actividad fue considerada como esencial para el país, muy a pesar de todas las dificultades que se presentaron para cumplir nuestra labor. Ante dicho escenario tenemos que romper el actual paradigma de la seguridad privada y mi planteamiento abarca tres de los muchos aspectos desde donde podríamos empezar:
Tecnología
Hoy la tecnología forma parte importante de toda solución de seguridad, pero aún es vista, muchas veces, como un complemento y no como el centro neurálgico en las necesidades actuales de seguridad para las empresas. Este es el momento para cambiar dicho paradigma, sobre todo considerando que el contacto y/o cercanía entre personas no será la misma nunca más. En ese sentido, las soluciones de vídeo remoto con cámaras y sistemas que midan la temperatura corporal, por ejemplo, jugarán un rol importante en la nueva dinámica de la seguridad.
Capacitación y profesionalización
Esto ya no es una opción sino una real necesidad que marcará la diferencia en el servicio de seguridad que se brinda. Si buscamos mejores servicios debemos de capacitar a nuestro personal más allá de la vigilancia tradicional en donde, además, se incluya entrenamientos en el uso y manejo de herramientas tecnológicas en pro del servicio. La tecnología nunca reemplazará al factor humano, siempre que este sea especializado y bien entrenado, se encontrará el complemento perfecto.
Comunicación y colaboración
El Presidente Vizcarra en una de sus conferencias de prensa manifestó que las diversas entidades de salud en el país funcionan como pequeñas islas perjudicando de esa manera al ciudadano. Algo similar ocurre con la seguridad privada. Las entidades como la policía, serenazgo, primera reacción ante emergencias y empresas de seguridad todavía funcionan de manera independiente y poco se aprovecha la sinergia que podrían tener en pro del ciudadano y las empresas. ¿Se imaginan lo poderoso / beneficioso que podría ser que más de 100 mil guardias alerten de manera ordenada sobre situaciones de peligro que perciben a su alrededor?
En medio de toda esta crisis, que de seguro durará más de lo previsto, debemos de obtener aprendizajes. Las empresas que tenemos casi un siglo de fundadas en el mundo hemos sido capaces de sobrevivir a muchas crisis mundiales y de reinventarnos con el paso del tiempo, gracias –también- a las exigencias de los clientes. Hoy nos toca cambiar, nuevamente, readaptarnos, y un buen punto de partida puede ser hacerlo desde lo humano. De eso hablaré en mi siguiente artículo.
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